Cada paso que dimos hasta aquí nos preparó para este momento.
Y ahora, el futuro de Chamarrita —esa hembra de aguará guazú que un día apareció perdida en un barrio de Paraná— está a punto de cambiar.
El pasado 12 de junio, en la Reserva El Potrero, realizamos uno de los procedimientos más importantes antes de su liberación: la colocación del collar de monitoreo satelital, que nos permitirá seguir sus movimientos una vez que regrese a la vida silvestre.
La jornada fue el resultado del trabajo coordinado entre el equipo de la Reserva y los técnicos de la Fundación Temaikén. La médica veterinaria Myriam Vinocur, quien nos asiste en El Potrero, junto a Martín Gaubeca, Paula González Ciccia, Martín Falzone y Guillermo Delfino, se llevó a cabo la anestesia controlada de Chamarrita para cumplir con los protocolos previos a su liberación:
📍 Colocación del collar satelital
📍 Extracción de muestras para análisis clínicos
📍 Revisiones veterinarias protocolares
📍 Una radiografía de su pata delantera izquierda, que tenía fracturada cuando llegó.
Todo el procedimiento se desarrolló de manera exitosa y, tras revertir la anestesia, Chamarrita fue monitoreada hasta que se recuperara por completo.
Después de meses de cuidados, evaluaciones, mejoras en el hábitat, análisis legales, planes revisados y debates con especialistas, la liberación es ya inminente.
Y aunque sabemos que el seguimiento recién comienza, hay algo más profundo que vibra en el corazón de este proyecto.
La posibilidad de devolver un animal silvestre, en este caso una especie amenazada, Monumento Natural de Entre Ríos, a su ambiente natural.
Su historia nos recuerda por qué hacemos lo que hacemos. Por qué es urgente proteger, restaurar, conservar. Por qué el trabajo en red, la ciencia aplicada y la pasión por la naturaleza son fuerzas poderosas cuando se conjugan con un propósito.
Chamarrita no vuelve sola.
Vuelve con la voz de todos los que creen que la vida silvestre necesita ser protegida.



