Hace aproximadamente un mes atrás, María Magdalena, oriunda de San Salvador (Entre Rios), se comunicaba con nuestra Reserva para consultar con nosotros la posibilidad de realizar la entrega voluntaria de una corzuela parda.
La habían encontrado sola en el campo cuando apenas era una cría, y temiendo que no pudiera sobrevivir sin ayuda, la habían llevado a su casa para alimentarla y cuidarla.
Los cuidados dieron frutos, y este guazunchito creció fuerte, pero la crianza doméstica también le quitó independencia. Aunque Maria Magdalena y su familia hicieron lo posible por devolverla al campo, su dependencia le hacía seguirlos nuevamente a su casa.
Así fue como entendieron que, para devolverla a su hábitat natural, necesitaban ayuda.
Hablaron con Daniel Ávalo quien les confirmó la posibilidad de traerla a El Potrero, y comenzaron los trámites legales para poder dar aviso a las autoridades de su futuro traslado.
Para evitar un enorme estrés en el animal, Daniel se acercó hace algunas semanas a la casa de Maria Magdalena para llevar la caja de traslado en la que iban a moverla.
La idea era dejarla abierta en el patio, donde la corzuela pudiese verla, acostumbrarse a ella y usarla de refugio, para facilitar el operativo días después.
El pasado jueves 26 de Octubre, Daniel viajó a San Salvador en su búsqueda junto a Matías Solaro de la Dirección de Fiscalización de Entre Ríos.
Hoy, la corzuela se encuentra en el corral de cuarentena, comenzando su proceso de readaptación y esperando todos los estudios veterinarios para comprobar su estado de salud y planificar los siguientes pasos.
¡Desde la Reserva, agradecemos a María Magdalena por su decisión!