El miércoles 10 de septiembre marcó un nuevo capítulo dentro del Proyecto de Repoblación de la Corzuela Parda (Mazama guozubira) llevado adelante por la Reserva El Potrero, en la provincia de Entre Ríos.
La corzuela parda – también llamado guazuncho – es un cérvido nativo de América del Sur, declarado Monumento Natural de Entre Ríos en 2018. Durante más de una década, no hubo registros de su presencia en la zona donde hoy se encuentra la Reserva, lo que impulsó la creación de este proyecto para devolverla a su hábitat natural.
A lo largo de estos años el programa ha trabajado en la recepción, rehabilitación y adaptación de ejemplares provenientes del mascotismo, la tenencia ilegal, accidentes en el campo y colaboraciones con proyectos de otros organismos e instituciones como la Secretaría de Ambiente de Entre Ríos o el Ecoparque de Buenos Aires. Cada animal atravesó primero un período de cuarentena y controles veterinarios, seguido de su rehabilitación final en un predio de pre-suelta de 13 hectáreas de monte nativo, donde pudieron adaptarse al medio natural y recuperar o adquirir las habilidades necesarias para sobrevivir en libertad.
En 2017, con la llegada de la primera pareja reproductora, Memé (un macho proveniente de Paraná y rescatado por un ex cazador) y Chiví (una hembra que llegó a El Potrero desde Villaguay, proveniente de la crianza doméstica), el proyecto comenzó a tomar forma, produciéndose los primeros nacimientos que marcaron el camino para la recuperación de esta especie en la Reserva. Con el tiempo, se incorporaron corzuelas rehabilitadas tras accidentes, otras entregadas voluntariamente por familias que comprendieron que su verdadero hogar estaba en la naturaleza, y ejemplares provenientes de instituciones en el marco de alianzas para fortalecer la población.
La liberación de las corzuelas se realizó mediante una suelta blanda, abriéndose la puerta del predio de pre-suelta donde vivieron los últimos años, para que puedan salir por sus propios medios, cuando ellas mismas lo decidan.
La actividad contó con la participación de Pablo Aceñolaza, Director General de Ordenamiento Territorial de Áreas Protegidas y Biodiversidad de Entre Ríos, Fabricio Reales en representación de la Dirección de Recursos Naturales y Fiscalización de la provincia, y Malena Maroli, intendente del Parque Islas y Canales Verde del Río Uruguay, representando a la Secretaría de Ambiente de la provincia, como autoridad de aplicación, para la firma del acta de liberación.
Un día que representa más que un momento simbólico, ya que es un paso firme hacia la recuperación de esta especie que forma parte de nuestra identidad natural.
Ahora, su futuro depende del compromiso de todos: no solo para proteger al guazuncho como especie, sino para cuidar y conservar los ambientes que son su hogar.






