Hay personas capaces de regalar su tiempo y trabajar desinteresadamente por los proyectos por los que se sienten convocados. De poner las manos y el corazón al servicio de una causa.
Hace unos días Ariel Amoroso, coordinador de la Reserva El Potrero, estuvo brindando una charla para un grupo de estudiantes de la carrera de Hotelería de la UADER sobre los proyectos de conservación que llevamos adelante.
Entre las oyentes (y alumnas) se encontraban Angela Picullo y Soledad Slootmans quienes, al escuchar sobre el proyecto de regeneración, se ofrecieron para trabajar como voluntarias en el Vivero de Nativas de la Reserva durante un tiempo.
Todos los viernes nos estarán ayudando en el repique de plantines desde las bandejas y semilleros a macetas de 5 litros para su crecimiento. Una tarea que demanda muchísimo tiempo y que resulta fundamental para el éxito de este proyecto a gran escala.
¡Bienvenidas Angela y Soledad!